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jueves, 26 de marzo de 2015

VICTORIA EN PARLAMENTARIAS ABRE PUERTAS AL REVOCATORIO



Para el Gobernador de Miranda todos los caminos de 2015 conducen a las elecciones parlamentarias. Luego de ellas, sostiene, es que podrán activarse mecanismos constitucionales para detener la crisis. 


¿Qué siente usted cuando escucha algún analista diciendo que la Oposición no es una alternativa o que no llena el vacío actual?

El gobierno actual es un desastre, pero tiene un cosa importante que ayuda en su efectividad: están más unidos que en la Oposición. Ha fracasado, pero han entendido el valor de la unidad, más allá de los chismes y las pugnas. En la Oposición hubo un momento en el cual hubo mucha consciencia sobre el valor de la unidad. Hoy creo que la unidad tiene ruidos en la Mesa. Hay gente que de pronto le quiere dar uno clases de moral democrática con temas improcedentes. ¿Qué sentido tiene hacer unas primarias en los circuitos del este de Caracas, los de Baruta, Chacao y El Hatillo, si ése es el eje más poderoso de la Oposición en el país y podemos acordar? Creo, sin embargo, que sí habrá unidad para las parlamentarias. Tenemos que saber que le vamos a hablar a toda Venezuela. No sólo a nuestros copartidarios. O hay un compromiso real, convencidos del valor que tiene la Unidad, o al final el juego va a ser muy difícil. Perdemos mucha energía polemizando con cosas periféricas. La situación es tan compleja que la Oposición no puede seguir en un proceso de desgaste interno, que no le interesa en absoluto al país. Hay una crisis que requiere de nuestra atención, nuestro acompañamiento.

¿Pero habrá unidad en las parlamentarias?
Sí la habrá. Pienso que es importante reflexionar también en quiénes son los candidatos. Pero si todos los partidos están de acuerdo, por ejemplo, en que los candidatos de Miranda sean producto de un acuerdo político, pues yo acepto. No seré en un factor de distorsión, no haré ruido con eso. Tenemos que ser prácticos. El sol los tenemos en la espalda. Los circuitos no-salidores hay que lucharlos. Se nos presenta una oportunidad grandísima. En este momento, por ejemplo, nosotros estamos perdiendo en toda Miranda un solo circuito: el de los Valles del Tuy. En todos los demás tenemos una oportunidad clarísima de ganar. Y lo digo objetivamente, de acuerdo con unos estudios de opinión bien exhaustivos que hemos hecho.

¿Qué le dice a quienes, en este momento, tienen desesperanza y piensan que no hay nada qué hacer? ¿A qué podemos aspirar los venezolanos en 2015?

Siempre le digo a la gente que no ate el futuro, su futuro, ni el país, al gobierno. Venezuela no es el gobierno que tiene. Éste es un país maravilloso. Tenemos que imaginar el país del futuro, sin violencia, próspero, estable y para todos. ¿Eso es posible? Claro que lo es. El gobierno todos los días le mete al país inyecciones de desesperanza. Es parte del modelo, del sistema: para eso está diseñado, para que te desanimes, para que pienses que todo es irreversible. Pues no es así. Ahora menos que nunca. En el mejor momento de Chávez, en 2012, a mí me faltaron 5 puntos para lograr la meta. Este país no compró, mucho menos como algo para siempre, el modelo chavista. De ninguna manera. Al contrario: ese ciclo se cerró en Venezuela. El chavismo se acabó.

¿Piensa que se cerró el ciclo del chavismo como proyecto de poder?
Sí lo creo. Sin ninguna duda. Totalmente. Esto se acabó. El país está a punto de entrar en otro ciclo. Por eso lo que queda al gobierno es eso: debilitar a la mayoría, inyectar desesperanza, aumentar la represión, el miedo parejo. En este momento tenemos que resistir. Resistir y avanzar. Democráticamente, constitucionalmente, vamos camino a las parlamentarias.

¿Cuál debe ser el camino de la Oposición, según usted?
Ésta es una brega diaria. El país está al día. No podemos generar un cortocircuito entre nuestra visión y la del país. El reto del político es saber interpretar, saber leer la realidad y conducirla. Nuestra tarea es acompañamiento, organización popular: convertir el descontento en una fuerza social, de abajo hacia arriba, que pueda expresarse electoralmente. El gobierno está muy mal, pero está organizado en cada parroquia del país. Necesitamos más organización, más cara a cara, más contacto con el pueblo. Yo sí siento, como casi todo el mundo, que esta elección de la Asamblea Nacional es decisiva. Creo que ahí se decide el poder político en Venezuela. Desde ahí: sobre la base de ese resultado. Y también pienso que está todo dado para poder obtener una clarísima victoria en esas elecciones, para obtener más diputados que los del gobierno. Y así es que podremos abrir un camino para avanzar. No ya ganarles en votos, sino producir una victoria amplia, que nos permita obtener una bancada más grande.

¿Qué hay del tema de los circuitos electorales?
El sistema electoral actual, con la disposición de los circuitos, está diseñado para que gane y se lleve la clara mayoría aquel que obtenga 54% de los votos. Samper, en la conversación que tuve con Unasur, me decía “nuestro deber, si ustedes llegan a obtener una victoria en esas parlamentarias, es exigirle al gobierno que respete esos resultados”. Recuerdo que le dije a Samper: “Lástima que no tengo un grabador aquí para dejar constancia de lo que usted acaba de decir”.

¿Es posible que una nueva alteración de los circuitos electorales pueda vulnerar la voluntad popular? ¿Es posible que, con menos votos el chavismo, se salga con la suya en las curules?

Hagan lo que hagan, están perdidos. Si cambias el circuito en una zona, se te abre un problema en otro. Los circuitos electorales ya no los van a cambiar. No hay forma de hacerlo. Es un tema que hemos estudiado bastante. Para poder hacer realidad ese supuesto que algunos temen, tendría el CNE que poner a elegir al estado Amazonas, por ejemplo, 10 diputados, frente a 1 de Caracas. Pero el diseño general de las circunscripciones ya no se pueden alterar mucho más. Sobre la base de esa realidad es que se abren los caminos del cambio.

¿Cuáles serían esos cambios?
Ganando las elecciones parlamentarias, como las debemos ganar en un momento como éste, creo que al día siguiente abrimos las compuertas a instrumentos de consulta directos, consagrados en nuestra Constitución. A pesar de las dificultades objetivas que se van a plantear para activarlos. Yo no quiero ni el camino largo ni el corto: el aprendizaje nuestro en estos años nos indica que el único camino que existe es el constitucional. Cualquier otro no tiene futuro. Debemos ahorrarnos cambios traumáticos, los atajos, las salidas que están condenadas a no durar. Hay una conciencia nacional sobre eso. Yo creo firmemente en la salida electoral: me cuento entre quienes creen en eso y estoy trabajando todos los días para eso. El día que deje de creer en una salida electoral, que vea que es imposible cambiar las cosas así, que me convenza, lo diría. Mi experiencia me indica eso: una victoria con un voto no te la van a reconocer. Para poder ganar elecciones en Venezuela, en este marco, necesitamos una ventaja contundente. Una victoria política, además de numérica. Aquí va a venir un cambio. Si no lo pudimos cobrar, en el buen sentido de la palabra, en 2013, lo haremos ahora. A Venezuela hay que devolverle la gobernabilidad. Estamos ante una oportunidad histórica: el 80% del país está pidiendo un cambio.

Aunque sea cierto que la determinante mayoría del país se ha desprendido del chavismo y ya quiere que las cosas cambien definitivamente, en Venezuela está sembrada la desesperanza. Hay muchas personas que piensan que, de cualquier forma, los chavistas inventarán algún nuevo ardid para volver a ganar.
¿Cómo oculta el gobierno un pronunciamiento masivo a favor de un cambio? Por ejemplo: que más del 60% del país termine votando porque las cosas cambien, venga nueva gente y haya nuevas leyes. El escenario de un fraude masivo es un escenario de ruptura. Vamos a ver si se atreven. Si eso sucede, el país lo va a leer. Todos sabemos aquí, gobierno y oposición, cómo está pensando el país. No nos caigamos a cuentos. Oscar Schemel lo sabe. Hasta en sus encuestas estamos ganando con una ventaja muy cómoda en este momento. Y no es por un pequeño margen: es una ventaja contundente. Por eso es que el gobierno busca excusas para reprimir y asediar al país. Buscar la polarización es intentar conseguir oxígeno. Y ellos saben que están perdidos.

¿Y un nuevo Dakazo?
No es sencillo: no hay con qué. Al gobierno se le acabaron los cartuchos, porque la situación económica es demasiado difícil. No hay pólvora para eso. Si aquí tiene lugar un escenario de ruptura, si los chavistas pretenden desconocer la voluntad popular de esa manera, si ese escenario ocurriera, aquí las Fuerzas Armadas intervendrían para restituir la soberanía popular.

¿Cuál será su papel en la campaña por las elecciones parlamentarias?
Voy a ayudar, por supuesto. Claro que voy a participar. Hay gente que reclama que me dedique en extremo a gobernar el estado Miranda. Miranda es una obsesión para el gobierno. Aquí es donde van a poner toda la plata. Ellos no tienen liderazgo aquí. Para llegar a ser Gobernador de Miranda, Elías Jaua tendría que volver a nacer. No se trata sólo que de que tengamos una responsabilidad directa. El foco es el que hemos conversado: mantenernos como una esperanza y no dejar de hacerlo. Yo ahora no tengo medios para hacer de conocimiento público lo que hago, porque estoy censurado en todos los medios, pero te puedo decir que no hay día en el cual no salga a la calle, no hay día en el que no recorra el estado o el país para estar en contacto directo con la población, acompañándola en sus problemas.

¿Puede usted recorrer el país sin problemas?
Estos tipos acaban de modificar la Constitución regional para poder aprobarme permisos para salir de Miranda. Se supone que tengo que pedirle permiso al Consejo Legislativo para poder salir del estado, si son más de cinco días. Yo, por supuesto, no pienso hacerle el menor caso a esa disposición. Y menos en un momento como el que se avecina. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela me otorga a mí el derecho a recorrer mi país. No le voy a pedir permiso a ningún enchufado para moverme por Venezuela. Aquí la Oposición debe tener garantías para hacer una campaña normal, para el desempeño político. Maduro dice a cada rato que aquí hay una democracia en la que existen “todas las garantías” para hacer política. Todas las garantías no, Nicolás: garantías es poder tener posibilidades lícitas. Perseguir a un piloto que nos haga el trabajo de trasladarnos por el país o negarle a la avioneta donde uno viaja permiso para salir, sin explicaciones, es sencillamente fascismo.

¿Cuál es su balance personal de los sucesos de 2014? ¿Cuál el balance para la Oposición?
El balance es negativo. No quiero llover sobre mojado con polémicas. Absolutamente negativo. El balance de la Oposición en 2014, incluyéndome, es negativo.

Muchos de los seguidores tradicionales de Capriles Radonski resienten su postura durante el año 2014. Le han estado reclamando ponerse al frente de las protestas, plantarle cara al gobierno. También a la MUD.
Claro. Comprendo el malestar. Nunca los he abandonado. Tengo una interpretación del problema y he sido consecuente con ella. He dicho que para lograr esos cambios, que todos aspiramos, se necesita contar con la presencia activa de los sectores populares, que no los podemos persuadir sólo por Twitter, ni procurando confrontaciones en la calle. La gente no quiere violencia. Necesitamos un mecanismo incruento. Aquí lo que queda es votar. Ahora somos más, debemos organizarnos y defender el voto.

Usted reconocía una vez que quizás había cometido un error alejándose de la clase media.

Sí, sí. No es toda la clase media. La clase media es variada también, con sus matices y formas de pensar. Hay sectores de la clase media a los cuales hay que explicarle las cosas. Es normal que haya descontento: la clase media ha sido brutalmente golpeada estos años. Todo el mundo está muy abrumado con la situación. Creo que ahí hay racionalidad y lo debatiremos. Aquí vienen nuevas situaciones. Siempre hay sectores irracionales, sin duda. La misma cúpula del gobierno, la cúpula podrida que nos gobierna, tiene una conducta completamente irracional frente a esta crisis.

Tendremos entonces a un Capriles más protagónico en los meses que vienen.

Totalmente. Yo no soy una isla. Y no es que la esté pasando bien. A mí me duelen los problemas que se viven en este país. No quiero sonar dramático. Yo no duermo como un bebé. He dejado el pellejo en esto. He estado con la Unidad, dando la cara, acompañando a mi pueblo, recorriendo el país en las verdes y en las maduras. Me duele el Táchira, por ejemplo. Yo amo al Táchira. Recorrí todos los municipios de ese estado, acompañado por el pueblo en la calle. Respeto a ese pueblo noble, que quiero, que ha sido maltratado por Nicolás Maduro. Pero el líder más censurado ahora en los medios es Capriles. El gobierno ha comprado medios con sus capitales, con sus amigos. Tiene un gran aparato de propaganda, ha ejecutado una inversión bestial y tiene un poder para comunicarse muy grande que no podemos subestimar. Tenemos que rebatir ese discurso en la calle. Leamos bien lo que significa la calle. Calle no es sólo marchar: calle es acompañamiento, casa por casa, pueblo a pueblo, trabajo social.

El tema de los presos políticos, comenzando por Leopoldo López, deberá formar parte obligatoria de una campaña electoral.
Aquel que no quiera votar, que ande renuente, pero que quiera la libertad de los presos políticos, tiene que revisar su postura. Tiene que votar. La libertad de los presos políticos dependerá de lo que pueda hacer la Asamblea Nacional. ¿Quién puede esperar algo de este Poder Judicial? Aquí la justicia está controlada por una cúpula corrupta y esa cúpula está completamente podrida. La Asamblea Nacional, con una Ley de Amnistía, por ejemplo, podría hacer mucho por los presos políticos.
La población, a la postre, siempre termina comprendiendo la importancia del voto. Éste es un gobierno que escamotea con mucha frecuencia la voluntad popular: destituyó alcaldes, como sucedió en Guasdualito, desplumó a la Alcaldía Metropolitana luego de una toma violenta en 2008, obtuvo más diputados que votos en el ejercicio parlamentario anterior. La circunstancia que se aproxima demandará mucha firmeza de la dirigencia democrática.
Sin duda. Eso que afirmas es completamente cierto. Lo primero aquí es fraguar la victoria electoral correspondiente. Hay una mayoría necesaria que no hemos alcanzado, pero que vamos a alcanzar. Con eso podremos avanzar. Fue lo que intentamos en las municipales: plantearle al país un resultado grande que nos permitiera avanzar en esta crisis. El “Dakazo” fue una jugada de laboratorio que le produjo al gobierno el resultado que buscaba. Lo que pasa es que las cosas cambiaron en la calle irreversiblemente. La crisis en la que nos ha metido el chavismo es muy profunda. En Venezuela hay un cambio político, de simpatías, de aproximaciones, cualitativo y cuantitativo. Es brutal. Quien recorra el país, lo palpará. Y ahora le toca a ese cambio expresarse en esas parlamentarias.

¿Entonces usted está optimista?
Lo veo de esta forma: el peor momento que tiene el país en toda la historia, en lo social, lo político, lo económico, es también el mejor momento que disponemos para lograr el cambio, para recuperar la Constitución, para la causa de la democracia. Suena como contradictorio, pero es así.
¿Piensa usted que será necesario esperar a 2018 para plantearse un cambio de presidente en Venezuela, como creen algunos?
No, de ninguna manera. Todo lo contrario. No hago cosas ni tomo decisiones sobre la base de la palabra esperar. Va en contra de mi forma de ser. Jamás le he planteado a nadie que hay que sentarse a esperar a que las cosas cambien. Que el país se exprese primero como se tiene que expresar. Cuando eso suceda, se abrirán las compuertas a nuevas realidades. Decisiones sobre los presos políticos, para reinstitucionalizar el país, para tener unos verdaderos poderes públicos independientes. Estos poderes actuales son chimbos: han sido electos con mecanismos espúrios. Se designaron violando la Constitución Nacional. Una victoria clara en las parlamentarias le abre las puertas a un Referéndum Revocatorio casi automáticamente, a pesar de las dificultades de materializarlo, que no las pongo en duda. Compañeros, como los de la Causa R o María Corina, han hecho propuestas. Pues, bueno: todo pasa por la activación de un mecanismo electoral. Hay gente que lo ha satanizado a uno por hablar de elecciones. Pues todos los instrumentos que tenemos en la mano —renuncia, adelanto, constituyente, referéndum— pasan por una consulta popular. Vamos a las parlamentarias. La decisión que podamos tomar debe estar acompañada de mucha fuerza y mandato popular. Y activar todo eso pasa por ganar las elecciones parlamentarias. Todo en el marco de la Constitución.

A mí me están preguntando con frecuencia si pienso que Nicolás Maduro va a terminar su mandato. Yo lo dudo, pero no porque lo vayan a tumbar. El país, con su Constitución, con mucha serenidad, hará que este gobierno cambie. No veo eso en cinco años: lo veo cerca. Dependerá de lo que hagamos hoy. Ésta que viene no es cualquier elección y eso es así, aunque nos lo hayan dicho antes. Es así: las parlamentarias que se aproximan decidirán el poder de Venezuela, el poder político. Seguro.


Entrevista realizada por Alonso Moleiro

martes, 24 de marzo de 2015

¿NOS DESPEDIMOS DE LA EDUCACIÓN TRADICIONAL?


La Fundación Jesuitas Educación (FJE) de Cataluña veía a diario la desmotivación de los niños al asistir a clases y su desconexión con la escuela. La culpa no era de ellos, los dedos apuntaron de inmediato alsistema educativo, que desde larga data no ha logrado evolucionar a la par con los tiempos y mientras tanto llevamos décadas enseñando como se hacía a principios del siglo XX, pese a tener alumnos radicalmente diferentes. Por eso este grupo de españoles que administran ocho colegios con más de 13.000 alumnos, tomaron las riendas del asunto eimplementaron un nuevo modelo transformando por completo las aulas.

Este nuevo modelo llamado Horizonte 2020 que se ha comenzado a aplicar en tres colegios en los cursos de 3 y 4 años y en quinto nivel de Primaria y primero de Secundaria (10 a 12 años), ha transformado las salas de clases en grandes lugares para el trabajo en equipo.

Derribaron paredes para hace espacios más amplios y llenos de sofás, luz, colores y mesas dispuestas para la reunión y nuevas tecnologías. Tampoco existe lenguaje, biología, matemáticas, como asignaturas aisladas, en estos colegios se combinan en proyectos que los alumnos deben desarrollar a lo largo del día. Un proyecto sobre pueblos indígenas, por ejemplo, permite aprender historia, geografía, filosofía, religión y arte al mismo tiempo.
"Aprenden mucho mejor si ven que lo que aprenden tiene una aplicación práctica", asegura Xavier Aragay. Y cuando necesitan aprender conocimientos previos para utilizar en el proyecto, pueden acudir a las unidades didácticas.
Por ser tan radical, el proceso para llegar a diseñar el modelo fue clave, pues había que demostrar que transformar la educación era algo posible. Para eso, combinaron el estudio de otros modelos con lasencuestas a alumnos, profesores, familias y apoderados de las escuelas, recogiendo un total de 56.000 ideas en la que basaron el nuevo modelo educativo

En Finlandia sucede algo similar, para 2020 Finlandia planea eliminar gradualmente de todos sus colegios la enseñanza de las materias individuales y en vez de eso, enseñarle a los alumnos por temas o fenómenos amplios que integren diversas áreas de conocimiento.

Hace dos años que comenzó el proyecto en Helsinki, donde se eliminaron los ramos en cursos de alumnos de secundaria (16 años) y donde se ha capacitado al 70% de los profesores capitalinos de esos niveles con el nuevo enfoque. "Lo que necesitamos ahora es un tipo diferente de la educación para preparar a las personas para la vida laboral" aseguró Pasi Silander, gerente de desarrollo de la ciudad.

¿Hacia allá avanzará la Educación Mundial?.


¿CÓMO SERÁ EL EMPLEO DEL FUTURO?


domingo, 22 de marzo de 2015

¿QUIÉN SERÁ EL PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA?


Maduro busca que la oposición defienda una salida violenta para justificar la represión. El gobierno habla de conspiraciones, impide las manifestaciones, persigue a los estudiantes, anuncia que enviará a prisión a líderes de la oposición. Ese es el discurso oficial a pesar de que la oposición insista en una solución pacífica. El juego está claro, no hay otra salida que la electoral, eso sí, con un programa claro de cambio.

A la oposición le es vital ganar las próximas elecciones por paliza, algo nada fácil porque numerosos electores creen cosas absurdas como que solo contando los votos manualmente se evitará un posible fraude, cuando en realidad sucede exactamente lo contrario: el conteo manual multiplica las posibilidades de fraude. Hay otras ideas peregrinas, entre ellas la posibilidad de alterar los resultados obtenidos en la mesas en el propio CNE. Si el país vota masivamente, no hay fraude posible.

Ignoramos la fecha de las elecciones, aunque por sus actos el gobierno muestra que pronto las convocará. Ignoramos también qué esconde el registro electoral; hay que suponer que el gobierno cuenta con algunos votos adicionales en ese registro y muchos supuestos abstencionistas son fallecidos que no ha sido sacados del registro. ¡Ignoramos también todavía quiénes serán los candidatos de la oposición!

Habría que convencer a los electores primero de la importancia de las elecciones, demostrarles que representan una salida política a la crisis, porque Maduro no renunciará a la presidencia y que la votación por máquinas, con testigos en las mesas, impide cualquier fraude, igual que el uso de las huellas digitales de los electores.

En elecciones legislativas aumenta la abstención. Esta vez una Asamblea en manos de la oposición generaría una crisis que sería terminal. El presidente de la Asamblea sería el líder de la oposición y negociaría con el chavismo una salida política a la inevitable crisis. Tarea nada fácil, porque también ese virtual presidente de la Asamblea necesita ser un gran político.

Estas elecciones cambiarán al país si las gana la oposición. Maduro apuesta por dividirla: apoyará y financiará a los precandidatos que sean derrotados en las primarias, o hayan sido sacados del juego por los acuerdos de consenso, y quieran presentar sus candidaturas.

Maduro muestra también un espléndido desprecio por la economía, como si apostara por un milagro a que las cosas se arreglarán solas. Algunos expertos aseguran que para diciembre el barril llegará a 70 dólares, otros dicen lo contrario y señalan que bajará a 25 dólares. En cualquier caso no alcanzarán las divisas. Cada vez hay menos chavistas con Maduro que se está quedando atrozmente solo, como si realmente creyera que Dios proveerá, pero Dios no salva a los malos políticos.

La aplicación de las nuevas medidas siguen siendo un misterio, solo hay un hecho tremebundo, la inflación en enero llegó a topes históricos. En realidad, el gobierno quiere dejar todo como estaba, anuncia la vuelta al dólar permuta, pero enseguida le pone límites. Inesperadamente, el gobierno descubre que somos un país rentista, olvida que gracias a Chávez 97% de las divisas que llegan al país provienen del petróleo; anteriormente las exportaciones no tradicionales rondaron hasta 8.000 millones de dólares. Esas exportaciones las desapareció el chavismo.

Rodrigo Cabezas afirma que Venezuela “debe elevar su producción petrolera a todo riesgo”. ¿Cómo? ¿Con esta Pdvsa? Agregó Cabezas que luego de 2 años de alta inflación “es inviable para cualquier negocio contar con esa tasa cambiaria, es producir a pérdida”. Otros chavistas critican las medidas económicas, señalan que un tipo de cambio a 6,30 es insostenible. Tienen razón. Las críticas a la política económica de Maduro ya son a gritos.

Fausto Maso.

6 MENTIRAS SOBRE LA OPOSICIÓN

Según información del ex presidente Samper en funciones de vocero part time del CNE, la elección será en septiembre de este año, aunque luego Lucena irritada corrigió. Sigue la estridencia estéril y contraproducente. El radicalismo semi ilustrado de capas medias creó mitos, ideas cosificadas, queloides de pensamientos que impiden comprender la realidad y promueven abstención y diversos errores. Pontifican sobre política aunque su desconocimiento del tema sea escandaloso. Opositrolles y laboratorios pueblan las redes de divagaciones de cerebro de gallina (seudónimos y ladridos) y odios sicóticos, escasos en los sectores populares de mayor sentido común. Veamos algunos.

1. La primariomanía o "el consenso no es democrático". Falso. Hablan de dedazo aunque el consenso es de cuarenta organizaciones, capaces de sacrificar sus intereses para darle lugar a 16 pequeños grupos que de otro modo jamás podrían llegar a la Asamblea, porque en las primarias se impone la capacidad de movilización de los aparatos. Dedazo cuando los jefes de los secretarios generales de los principales partidos, Luis Emilio Rondón de Un Nuevo Tiempo y Tomás Guanipa de Primero Justicia aún no tienen ubicación, mientras Henry Ramos va por un circuito. Quienes hablan de primarias en todas partes apenas tuvieron gente para inscribirse en 5 circunscripciones de las 39 que se habilitaron. Pero los falsos "primariómanos" tienen la oportunidad de renunciar a sus candidaturas decididas en el acuerdo para demostrar su convicción ¿Qué sentido tiene ir a una elección por pedido de quienes no tienen fuerza ni para inscribirse, como ocurre en Anzoátegui? Hacer primarias cuesta mucho dinero como cualquier otra gran movilización y resulta insólito que algunos que carecen de apoyo pretendan que otros las paguen. Varios personajes de loro en el hombro y pata de palo se lanzarán por su cuenta con el fin explícito de que el gobierno debilite y pueda derrotar los candidatos de la Unidad.

2. En 16 años la dirección opositora va de derrota en derrota. Falso. Entre 1999 y 2005, con partidos liquidados, la conducción de la oposición pasó a aficionados sin experiencia ni partido, "gerentes" y personas de diversos oficios, a los que llamaron sociedad civil. Eso llevó a auto-ensartes que destruyeron la fuerza defensiva de las instituciones democráticas y minó la capacidad de respuesta frente al autoritarismo. Cada una de esas geniales operaciones fue una rebanada a la disidencia. Pero la joya de la corona fue el retiro de las candidaturas en 2005. Con la postulación de Manuel Rosales en 2006 arranca otra historia que hizo renacer la esperanza hasta 49.3 % del voto popular con Capriles en 2013 contra el poder total del Estado. 

3. Van a elecciones para buscar puestos. Falso. La alternativa se construye con acumulación de fuerzas, un poder dual en las instituciones, como estudiaron grandes clásicos del pensamiento. Concejalías, diputaciones regionales, alcaldías, gobernaciones, diputados nacionales y presencia en todas las esferas posibles, es lo que permite quebrar una hegemonía aunque no lo asegura. Lo demás es infantilismo y antipolítica. Como dice Safransky, "la libertad no es una garantía sino una oportunidad". Las torpezas y los torpes se empeñan en liquidar la oportunidad.

4. El diálogo es traición. Falso. Contra la enseñanza del galáctico, el diálogo es la forma civilizada de hacer política y mientras más bárbaro sea el poder revolucionario, que en esencia es el uso de la fuerza, más claro debe quedarurbi et orbis que quienes buscan sustituirlo son su negación. No se trata de ser tan déspotas como los déspotas. Conversar es la voluntad de ahorrar vidas y sangre. Los norteamericanos negociaron dos veces con el comunismo vietnamita, primero Johnson y luego Nixon, y no porque se tuvieran cariño, sino para poner fin al conflicto. Casi todas las guerras terminan en diálogo o en el exterminio. En Colombia la democracia se acordó con la guerrilla del M-16 en 1990 y ahora desarrolla el proceso con las FARC. Los partidos chilenos negociaron con Pinochet y sus generales para convocar el referéndum y luego para la transición, y lo mismo los nicaragüenses con los sandinistas. Bolívar dialogó con Morillo y los líderes de los nacientes EE UU con los ingleses para terminar la Guerra de Independencia. Ahora Obama lo hace con Cuba.

5. ¡Salida Ya-Transición! Falso. Esas vacías consignas solo han dejado cárcel, luto y descrédito. Ninguna de las dos cosas está planteada y corresponde más bien al deseo de sustituir la incapacidad para construir alternativas por vaciedades de minorías que tienen poco que perder y matan el tiempo en diferenciarse, para llamar la atención que de otra manera no logran, mientras las fuerzas mayores están obligadas a la responsabilidad sin delirios. La "salida ya" chantajeaba conque la Unidad "quería esperar las elecciones" y hoy quienes decían esto esperan pacientemente su diputación. 

6. Dictadura no sale con votos. Falso. Esta afirmación, contra toda evidencia, desconoce que la inmensa mayoría de las dictaduras se derrumba ante procesos electorales. Perú. Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, México, Rusia, Nicaragua, Hungría, Polonia y cantidades de otras, comunistas y no comunistas, lo evidencian.


Carlos Raúl Hernández.

¿PUEDE GANAR LA OPOSICIÓN?


Este es el tipo de pregunta que hace retador mi trabajo. Con unos números contundentes como los que arrojan las encuestas, todo parece indicar que la respuesta esperada sería un inequívoco sí. Sólo quedaría debatir si por mayoría simple o calificada.
Confieso que, aunque suelo ser alérgico a estos análisis determinísticos, este no es descabellado. La historia indica que hay una clara correlación entre evaluación de gestión del Presidente y los votos obtenidos por su partido. En el escenario más agresivo, el partido de gobierno ha obtenido un máximo de cinco puntos porcentuales por encima de la popularidad del Presidente, lo que indica que si las elecciones fueran hoy, el PSUV no debería sacar más de 30 por ciento de los votos totales.

Si consideramos, además, que la crisis económica tiende a empeorar y la respuesta del gobierno ha sido inadecuada, parece que sus opciones de recuperación de popularidad son pocas. La conclusión aparente es que si se realizan elecciones este año, la oposición debe ganar.

Pero, ¿qué cosas podrían hacer menos evidente esta conclusión?

1) El conejo del sombrero: Suelen llamarlo el "Black Swan" y se refiere a un evento extraordinario, inesperado e improyectable, que cambia la tendencia natural del mercado. No es posible predecirlo pero sería familia de las misiones que permitieron a Chávez reconectar su popularidad perdida antes del referéndum. O del Dakazo que hizo el milagro de la multiplicación del respaldo a Maduro, cuando nadie daba medio por él. O del rescate de popularidad de Samper en Colombia, luego de que EEUU le quitara su visa y unificara a los colombianos a su alrededor. Ya sé que cada circunstancia es distinta, pero ellas a su vez eran inesperadas en su momento y el fenómeno ocurrió. No creo que la probabilidad de este hecho sea la más elevada y no logro imaginarme la ruta de acción para rescatar esa popularidad en el medio de una crisis de esta magnitud, pero no se puede descartar.

2) La división: existen fuerzas divisionistas dentro de la oposición, que se acentúan paradójicamente cuando el triunfo es más probable. Las batalla por las listas y los cupos. Los nombramientos fuera de primarias (que pueden ser indispensables, pero sin duda conflictivos). Las provocaciones oficiales a los radicales que suelen comer casquillo. Todos son riesgos relevantes. Cabe señalar, sin embargo, que pese a haber sufrido estas tensiones en el pasado, la experiencia indica que los opositores son capaces de unificarse antes de la elección.

3) Si bien la brecha entre gobierno y oposición es relevante, una ruta que el gobierno podría probar es la de estimular la abstención opositora, con lo que los números reflejados en las encuestas se afectarían notablemente ya que mientras más abstención ocurra, más alta es la reconversión porcentual del chavismo, pudiendo llegar a números donde el efecto de los circuitos si funcione su favor. Una ruta para provocar esa abstención es reforzar la tesis de los opositores radicales, que plantea que es imposible ganar una elección al chavismo porque hace trampa, manipula el proceso, crea votos y si perdiera jamás entregaría. No voy a analizar la validez de esa tesis, pero es claro que si la mayoría de los opositores terminan creyéndola, su disposición a votar baja y la abstención se amplifica, con lo que el impacto negativo sobre la oposición luciría evidente.

¿Puede ganar entonces la oposición? Sí, pero sería la misma respuesta si la reformulamos al revés. Depende de cómo la juegue la oposición y si entiende finalmente una premisa fundamental: la pregunta, interesante, de si este gobierno sale por los votos es mucho menos potente que el hecho concreto que afirma que este gobierno no sale sin ellos.

Luis Vicente León.

domingo, 15 de marzo de 2015