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domingo, 2 de abril de 2017

LA ENCRUCIJADA VENEZOLANA


Tras el triunfo contundente opositor en el Parlamento y la muerte de Hugo Chávez la dictadura socialista venezolana ha iniciado su colapso. Se incrementa el autoritarismo y se profundiza la crisis económica


El 29 de marzo la Sala Constitucional del Tribunal Supremo emitió dos sentencias: la 155 y 156. En ellas: autorizan al Estado a contratar con empresas extranjeras sin control de la AN, desconocieron rango constitucional de la Carta Democrática, eliminaron la inmunidad parlamentaria y delegaron en el presidente y la propia sala las las funciones legislativas. Todo contraviniendo claramente la Constitución.

Más de 30 países del mundo rechazaron el distanciamiento de la Constitución y 8 de ellos llamaron a sus embajadores. La Fiscal General, quien desde hace tiempo se tornó silente y decidió no continuar apresando opositores, por lo cual el gobierno decidió acudir a la Fiscalía Militar, ha declarado abiertamente que esto se trata de la ruptura del orden constitucional. Posteriormente el presidente exhortó a revisar las sentencias, orden que fue obedecida inmediatamente por unos magistrados que usurpan funciones al ser electos inconstitucionalmente. Así suprimieron dos párrafos de las sentencias. Esta reforma de oficio prueba claramente la inexistencia de separación de poderes públicos y confiesa así del golpe de Estado cometido.

No sólo se ha roto el orden constitucional por esto, se trata de un régimen político que al perder el parlamento lo ha bloqueado con más de 50 sentencias, y al perder apoyo electoral, que hoy solo ronda el 20%, tomó la decisión de evitar los procesos electorales: frenó el Referendo Revocatorio solicitado en 2016, no convocó a Elecciones regionales que debieron realizarse en diciembre de ese mismo año y busca retrasar las municipales que deben realizarse en diciembre 2017.

En Diciembre de 2018 deben realizarse elecciones para elegir un nuevo gobierno. ¿Pero será inevitable ésta elección o posible un adelanto de las mismas ante la presión del mundo entero?. Es la gran encrucijada política a la que se enfrenta el gobierno de Maduro frente a la presión internacional, el descontento del 80% de los venezolanos y la disidencia interna.

Mientras tanto la economía colapsa: 25 de 30 millones de venezolanos no obtienen el dinero suficiente para vivir, 16 millones se encuentran en la pobreza extrema, 10 millones logran comer menos de tres veces al día, 3 millones están comiendo de la basura y 1,2 millones están sufriendo de desnutrición, todo ello según el Estudio de las Universidades venezolanas ENCOVI 2016.

Venezuela necesita dinero para superar la crisis y el gobierno lo busca pero para mantener el clientelismo de su poca militancia. Su obtención sin aprobación del Parlamento sería ilegal e impagable a futuro, fue esta la razón de ser inicial de las sentencias. Así la crisis política y económica han llegado a una encrucijada en la que se debate nuestro futuro.

lunes, 24 de octubre de 2016

¿QUE PASÓ EN VENEZUELA?


Ante la peor crisis de su historia y el descontento de los venezolanos, en marzo de 2016 se impulsó la figura del Referendo Revocatorio establecida en la Constitución como salida a la crisis. El Consejo Electoral retrasó en más de tres meses un trámite que debió durar cinco meses, según el Reglamento 405 del organismo electoral.

Este reglamento estableció requisitos inconstitucionales, como la recolección de firmas del 1% de los inscritos para votar y la validación posterior de estas firmas como un paso previo para realizar la única solicitud de firmas establecidas en la Constitución: la del 20% de los electores registrados. Así se recolectaron 1.950.000 firmas, de las cuales solo fueron aprobadas para su posterior verificación: 1.350.000 firmas, de éstas últimas debían ser verificadas 400.000, siendo esto logrado y aprobado por el consejo electoral.

Pero de las 600.000 firmas excluidas para su posterior verificación: 11.000 (0,006%) se trataban por problemas de transcripción de cédulas de identidad de fallecidos y en base a esto el Partido Socialista Unido de Venezuela ha demandado la nulidad de todo el proceso del Referendo Revocatorio y solicitado medidas contra dirigentes que impulsaron el proceso de firmas a través de tribunales penales regionales, es decir: sobre firmas ya excluidas por el Consejo Electoral, sobre presuntos delitos penales personales, y ante tribunales incompetentes se ha lesionado el derecho constitucional a revocar gobernantes y a ejercer la soberanía a través del voto.


Esta situación ocurre días luego de que días antes el Gobierno de Maduro violara gravemente la Constitución al no presentar el presupuesto ante la Asamblea Nacional sino ante el Tribunal Supremo de Justicia por medio de una Sentencia de la Sala Constitucional. Esta sentencia es la número 305 que se emite contra la Asamblea Nacional impidiendo el ejercicio de las facultades constitucionales.

Estos dos graves hechos han llevado a la Asamblea Nacional a aprobar un Acuerdo de Ruptura del Orden Constitucional con los siguientes puntos:

1. Declaración de la Ruptura del Hilo Constitucional y Golpe de Estado del Régimen de Nicolás Maduro.
2. Solicitud a la Comunidad Internacional de la activación de los mecanismos para garantizar los derechos de los venezolanos.
3. Denuncia ante la Corte Penal Internacional de las Jueces y Rectoras del Consejo Nacional Electoral responsables de la suspensión del proceso del Referendo Revocatorio.
4. Designación del Tribunal Supremo de Justicia.
5. Designación del Consejo Nacional Electoral.
6. Sesión Especial para evaluar de la responsabilidad frente al rompimiento del hilo constitucional del Presidente Nicolás Maduro el día martes 25 de Octubre.


Mientras esto sucede se cumple el cuarto día de viaje del Presidente Maduro, de durar más de 5 días debió haber solicitado autorización de la Asamblea Nacional, según el artículo 235 constitucional. El día miércoles, día que estaba previsto iniciara la recolección de firmas del 20% la Mesa de Unidad Democrática ha convocado a tomar Venezuela. Así se abre una nueva etapa en la lucha por la democracia y el progreso en Venezuela.

viernes, 2 de septiembre de 2016

¡EL CACEROLAZO DEL 1 DE SEPTIEMBRE!

1 de Septiembre

El 1 de septiembre se manifestaron en la calle al menos medio millón de venezolanos. Desde la MUD se anunció una agenda de protestas continuas, iniciando con un cacerolazo en horas de la noche, qué, con honestidad, me sorprendió. A pesar de ser una de las protestas latinoamericanas más insignes contra los gobiernos autoritarios y hambreadores; en Venezuela durante muchos años se recurrió tanto a ella que parecía agotada en la gente como un mecanismo de protesta. Similar a lo que ha sucedido reiteradamente con las huelgas de hambre e incluso con las marchas.

El ¿para qué? surge en nuestras mentes al escuchar la convocatoria a este tipo de manifestaciones. Y es qué, la mayoría de las veces las grandes manifestaciones no logran grandes cambios. En 2011 el mundo vivió una ola de protestas contra la desigualdad: desde la primavera árabe, pasando los indignados españoles hasta llegar al movimiento Ocupa Wall Street. Pocas lograron resultados, excepto aquellas que construyeron disciplinadamente una organización, unos liderazgos y unos objetivos políticos concretos, como por ejemplo: Podemos.

Por ello me sorprendió la respuesta de la gente frente al cacerolazo convocado en la noche del 1 de septiembre. No por lo que en sí mismo representa sino por su fondo: La MUD como organización logró disciplinar a los manifestantes con una acción, esto va a permitir que avancemos en los objetivos concretos que ha propuesto en el Comunicado leído el 1S. Esos elementos son los que logran que las grandes manifestaciones de calle concreten un cambio político.

Hace 8 meses Henrique Capriles y Primero Justicia promovimos el Referendo Revocatorio, hoy se ha convertido en un clamor de todos los venezolanos. El Consejo Electoral chavista ha burlado continuamente su propio reglamento. Ahora en la etapa final y la única constitucional, los venezolanos debemos recolectar al menos 4 millones de voluntades. Hacia este objetivo se encaminan la agenda de protestas de la Unidad: el 7S ante el CNE por 6 horas, el 13S por 12 horas ante la respuesta de la fecha del 20%, y luego de realizarse el 20% una protesta de 24 horas para buscar la fecha inmediata del Revocatorio.

La jornada del 20% y las protestas posteriores a ésta serán claves para lograr respaldo de las Fuerzas Armadas y el de la comunidad internacional en la presión para realizar el Referendo en 2016 y elegir así en un mes un nuevo gobierno. Ya que de ser en 2017, permanecería un vicepresidente colocado por el Partido Socialista Unido de Venezuela.

El PSUV por supuesto aún tiene en sus manos el control institucional. El ¿militar y policial?, a medida que avanzan los días se agrava la peor crisis de la historia para todos, se agrava también para ellos. El 85% del país encontró un cauce para concretar su necesidad de cambio: El Referendo.

Desde la Unidad buscamos lograrlo este año, la gente lo respalda buscando superar la crisis. El PSUV buscará retrasarlo a 2017. Ellos no quieren abandonar el poder y nosotros queremos que se vayan para abandonar la crisis. El 20% y lo que suceda después serán decisivos para que juntos logremos el Referendo. Algo logró el cacerolazo del 1 de septiembre.

viernes, 15 de mayo de 2015

¿UN DÍA NORMAL?


No suelo escribir de lo que vivo, porque al final todos estamos demasiado metidos en nuestros rollos para escuchar los de los demás. Pero, es que este no es mi día, es el día de cada venezolano, y sólo quiero que veamos la descomposición en la que estamos.

Me levanté, abrí el twitter, viendo la foto del dirigente estudiantil que ayer mataron para robarlo, -precisamente en una protesta contra la inseguridad- y no pude dejar de pensar: !ese chamo pude ser yo!. Pero como al fin al cabo "el que no trabaja no come", me dispuse a hacer lo propio dirigiéndome al Ministerio del Trabajo a entregar un documento, señalándome la funcionaria con cara de hartazgo !que no sabía como ese era ese procedimiento porque, otra vez, habían cambiado al viceministro!.

Seguí mi rutina, mientras caminaba observé la protesta de familiares y amigos del dirigente estudiantil asesinado frente al Ministerio de Interior y Justicia. Me subí al metro al ver un vagón totalmente lleno de frituras en el piso, de esos que algún buhonero que llega a ganar mucho más que un profesor había vendido, a mi lado unas mujeres comentaban como hace unos días habían matado al vecino.

Finalmente llego a casa para enterarme que a tres cuadras de la casa habían asesinado a alguien, hace unas semanas ya habían asesinado a un cercano.

Y así vemos como se desprecia la vida como valor fundamental de cualquier sociedad, como los gobernantes desprecian a la gente que una y otra vez vota por ellos, como esa misma gente desprecia e irrespeta a los demás.

¿Nos replantearnos como sociedad o nos condenamos a ser el próximo robado o asesinado, el próximo funcionario público que ve como el poder se burla de la gente y no puede hacer nada para cambiarlo, el próximo empobrecido que le toca meterse a vendedor de metro o el próximo en volver basura lo que otros han construidos para todos?.

Ojalá en unos años, éste no siga siendo el día "normal" que le toque contar a los venezolanos la normalidad verdadera y no continuar en esta anomia que nos lleva al despeñadero.





domingo, 19 de abril de 2015

EL ESTADO NO QUIERE REVERTIR LA VIOLENCIA

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La impunidad, la expansión de las redes delincuenciales, el discurso violento y la incomunicación entre las élites y los sectores populares han creado un escenario que amenaza con destruir el sentido de convivencia

–Comencemos con un diagnóstico, ¿en qué estatus estamos con respecto a la violencia criminal?


–El contexto de la violencia no es nuevo. Desde los años ochenta, la violencia en Venezuela ha tenido momentos críticos, el primero fue el Caracazo. Teníamos una tasa de homicidios que, más o menos, correspondía al promedio mundial, estábamos dentro de la normalidad, entre comillas, pero con el Caracazo esa cifra dio un salto y no bajó de ahí, se estabilizó.

El segundo momento crítico fueron los intentos de golpe de Estado de 1992, y ya tenemos implicados a los militares, a Chávez y a sus intenciones de transformación social. Pasó lo mismo, esa tasa subió y se estabilizó. Durante el período de Caldera, subió y bajó, pero no drásticamente. En 1998 y 1999, con el cambio de gobierno, dio otro salto y esa cifra se convirtió en una espiral ascendente.

En el año 1987, por ejemplo, estábamos en 8 asesinatos por cada 100 mil habitantes, más o menos. Hoy estamos en 83 y la población no se ha multiplicado por diez. Ese es el estado en el que estamos.

–¿Y cualitativamente, cuál es el estado de la delincuencia, especialmente la que se origina en los sectores populares?

–Quiero aclarar que en otros sectores sociales también hay crímenes, pero no tienen tanta publicidad. Ahora, hablando de lo popular, que es lo que estudiamos, lo primero –y gravísimo– es la drástica disminución de la edad de víctimas y victimarios. Quienes trabajamos en esta organización, que se deriva de la preocupación por entender el estilo de vida popular venezolano, vivimos en sectores populares desde hace años y lo vemos a diario.

Si en algún momento el promedio de edad del delincuente estuvo alrededor de los 18 o 20 años, ahora debe andar en torno a los 15 o 16 años, pero con una gran incidencia en edades menores. En nuestras investigaciones hemos encontrado que todos los sujetos dicen que su inclusión en la delincuencia violenta comienza, más o menos, a los 14 años. Se puede decir que hoy el inicio de muchos de los delincuentes está en torno a los 12. Hemos visto cosas tremendas.

–¿Qué consecuencias tiene esto?

–Muy graves, porque el preadolescente y el adolescente no tienen ni la experiencia ni la capacidad de procesar la realidad racionalmente, como pudiera tenerla un adulto. El adulto, aunque sea un delincuente, calcula peligros para él, circunstancias de riesgo, y hay un cierto control interno, aparte del control externo que pueda haber desde la comunidad o la familia.

Los preadolescentes no es que sean la irracionalidad pura, pero no tienen el razonamiento, la observación objetiva de la realidad en la cual se están moviendo. Predomina en ellos la impulsividad emocional y afectiva, de tal manera que por cualquier situación que les produzca rabia o un disgusto de cualquier tipo, es muy fácil que pasen del sentimiento a la acción, sin razonar ni calcular las consecuencias. Son mucho más peligrosos.

–¿Ha visto diferencias con lo que viene después del disparo entre un preadolescente y un adulto?

–El adolescente se libra de culpas fácilmente. Según nuestra experiencia, por el primer asesinato puede que no duerma esa noche. Quizás. Pero a las 24 horas ya ha entrado en un estado de indiferencia en relación con lo que hizo y eso se va a mantener, a menos que el joven tenga un acopio de experiencia ética, de familia establecida que le haya dado experiencias positivas. Esos casos también los hay, por supuesto, pero no son la mayoría. El adulto ya está avezado de por sí y lo que va a tener en cuenta es lo que le pueda producir peligro.

¿Cuáles son esos peligros? Caer en manos de la policía, aunque hay 94% de impunidad, de modo que no es gran problema, o provocar la reacción de otros –eso sí– las culebras. Al que está marcado, lo esperan y lo matan, el tiempo no cuenta, pueden pasar cuatro, cinco o diez años. De ahí que vengan los grandes enfrentamientos entre grupos. Yo no diría bandas.

–¿Por qué no?

–Porque una banda es algo organizado, donde hay un centro de poder y unos dependientes de ese centro de poder. Hay una organización muy rígida, como en las mafias de la droga, por ejemplo. En el caso de los muchachos, que son cada vez más jóvenes, ellos no están entrenados, se van entrenando. No son bandas organizadas de por sí; a veces son panas, que es algo muy venezolano, el “tú a tú” afectivo. Estos grupos son inestables, pierden a unos, vienen otros, o hay enfrentamientos internos y se matan. Pero lo grave y peligroso es cuando se comienzan a conectar. Siempre lo estuvieron, más o menos, pero en estos momentos se están conectando más y se están formando redes: los de un barrio con los de otros barrios. Y si siguen como van, en cualquier momento, van a dominar la sociedad.

–Pero una red implica un flujo de algo.

–Flujo de información. Flujo de armas, de técnicas, de ideas.

–¿Cree usted que está naciendo una red de pequeños ejércitos?

–Se está formando un Estado efectivo por debajo del Estado formal, inefectivo y vacío.

–¿Un paraestado?

–No, un Estado. ¿Qué es lo que hace el Estado? Rige la conducta y la manera de vivir de las personas. Estos grupos están rigiendo eso en casi cualquier barrio. A las seis de la tarde, la gente ya no está en la calle y cuando sale debe mirar a todos lados para ver qué pasa. No puedes vivir en tal sitio, tienes que mudarte. Incluso de afectividad: no puedo relacionarme con cierta muchacha… No sé si me explico. Y estos grupos, a medida que se vayan relacionando y tejiendo redes, van a construir un Estado completo. El Estado efectivo.

–¿Hay criminales que tienen más poder que otros?


–Vamos ahora a ese aspecto. Yo estoy hablando de los muchachos o adultos jóvenes, porque normalmente el delincuente popular no pasa de los 25 años, al 70% los matan antes. Ellos consiguen lo que quieren y no tienen castigo o consecuencias negativas.

–¿Y qué quieren?

Lo que los motiva, fundamentalmente, no es tener dinero, que también, sino el respeto de todos. Cartel, prestigio, importancia. Producir miedo, dominar un grupo.

–¿Mujeres?


–Claro, también, pero las chicas por el prestigio, no por las chicas. Tienen buenas motos porque producen respeto. Tienen buenas ropas de marca, las llevan muy mal, pero las tienen, y eso significa prestigio. Por ejemplo, cuando matan a alguien por un par de zapatos no es por el par de zapatos, sino por la marca.

Ahora, hay grupos de delito común que se van organizando y aquí ya se mezcla ese delito a partir del prestigio con el delito organizado, como el de las bandas de la droga, que están en estos momentos regidas por los pranes de las cárceles. Hay ciudades en Venezuela, enteras, gobernadas por los pranes de la cárcel que está en esa ciudad. Ellos allí son el gobierno efectivo. Tienen distribuidas las zonas, unas para usted y otras para usted, y no solo tienen ahí el lugar para sus controles delictivos, sino para el control sobre la gente.

–Hay especulaciones sobre el control que tiene el Picure en varias ciudades del estado Guárico, por ejemplo.

–Yo hablo de los pranes de la cárcel. El Picure está afuera y hasta donde sé, actúa en el campo, fundamentalmente.

–Volvamos a la edad de estos delincuentes cada vez más jóvenes, ¿es un fenómeno venezolano o una tendencia mundial?

–En América Latina es general, pero en Venezuela es crítico. Los motivos son varios, en primer lugar, por la impunidad, y con ella el modelaje. Uno reproduce las conductas exitosas que los modelos exhiben. En las comunidades y los barrios, los más exitosos son los malandros. Los malandros mayores, quiero decir, de 18 o 20 años, son los más exitosos: en jevas, en motos, en fiestas, en prestigio, en respeto. Incluso, algunos, tienen buenas relaciones con los policías.

–Pero mueren temprano.

–¿Y cómo mueren? Se matan entre ellos, los matan en las cárceles o los matan en un enfrentamiento con la policía. Las culebras son muy variadas, por una muchacha, porque me dijiste esto, porque me miraste mal. En un barrio, la violencia de origen se desarrolla en tres círculos más o menos definidos.

–¿Cómo son esos tres círculos?

–Primero, el de los profesionales. Siete u ocho mayores, entre 18 y 25 años, que han convertido el delito en su forma de vida. Tienen una manera de pensar, de concebir la realidad, de establecer las relaciones con la comunidad. Generalmente, en ese grupo hay un malandro mayor. Esto quiere decir, un muchacho que ha pasado los 25 años o es más inteligente, más cauto, y controla al grupito por prestigio y no por imposición propiamente. Alguien que es capaz de organizarlos para que planifiquen sus acciones fuera de la comunidad. Dentro de la comunidad protegen a los habitantes, no permiten el ingreso de otros grupos, son la auténtica policía, pero cuando matan al malandro mayor en un barrio, estalla un período de anarquía peligrosísimo, que puede durar dos o tres años hasta que otro crece y por algún motivo se logra imponer.

–¿Y los otros dos?

–En torno a este primer círculo hay otro de adolescentes entre 14 y 18 años, las edades, por supuesto, no son fijas sino referenciales. Este grupo puede estar integrado por una decena o más. Los del primer círculo le encargan a estos muchachos alguna acción. Son más seguros para el delito porque aún no son mayores de edad, así que no pagan cárcel o si acaso van a parar a algún centro correccional.

Estos del segundo círculo van entrando en la actividad, pero esto no quiere decir que todos vayan a acabar en el círculo de los profesionales. Aprenden a usar las armas, aunque normalmente no tienen mucha puntería, pero es porque se drogan, también. Y en torno a este segundo círculo está el tercero, más numeroso, de niños que tienen 10, 12, 14 años. Si el primero es el de los profesionales y el segundo es el de los aprendices, el tercero es el de los observadores.

–¿Qué observan?
–Estos niños oyen constantemente todas las hazañas que los del primer círculo le cuentan a los del segundo. Por supuesto, muchas veces son como los cuentos de los pescadores o los cazadores, que tienen mucho de invención, pero despiertan la atención de los más niños, porque son narraciones sugestivas, sugieren a los más pequeños que ellos pueden llegar allí. Les despiertan la fantasía y la imaginación. Por eso, hemos visto que algunos investigadores preguntan en las escuelas: ¿qué es lo que tú quieres ser cuando crezcas? Y un buen porcentaje de los niños responde: quiero ser malandro. Hay un modelaje amplio, si el modelo fuera castigado no produciría ese efecto, no se imitaría. Pero si es exitoso, se convierte en una conducta imitable, que yo puedo reproducir. Y aquí hay una impunidad casi absoluta.

–¿Qué otros modelos hay en el barrio que permiten salir de estos círculos?

–En Venezuela la figura que puede dar normas de vida es la madre, no el padre, porque normalmente no existe, es una figura inestable, viene y va, tiene poca influencia. La madre, normalmente, se preocupa y trata de aconsejar al hijo, pero la madre venezolana necesita al hijo varón, necesita que no se le vaya, eso es ancestral, ¿por qué? Porque no tiene esposo. Incluso, teniendo una pareja transitoria o estable en la casa, esa figura masculina suele ser marginal. Hay que conocer a la familia popular venezolana para darse cuenta de esto. Ella entra en complicidad con el hijo para no perderlo. Le puede reclamar, darle consejos, pero si él llega con algo robado a la casa, se lo esconde. Se traza una norma ambigua.

He encontrado casos en los que la madre ha tomado tan mal que su hijo sea un delincuente, que se enferma. Existe esa expresión: “estás matando a tu mamá”, y eso sí hace reaccionar al muchacho, siempre y cuando no sea un malandro estructural, que tiene una personalidad que se ha hecho de violencia y no puede entender otra cosa en la vida.

–¿Y eso que usted llama los malandros estructurales, entonces, cómo se recuperan?

–Normalmente no se recuperan.

–¿Qué puede hacer el Estado en las circunstancias actuales para revertir esta violencia?

–El Estado tiene que querer, y este Estado no quiere.

–¿Por qué no quiere?

–Se pueden elaborar muchas hipótesis.

–¿Por ejemplo?

–Por ejemplo, ideológicamente este Estado dice que el delincuente es una víctima de la sociedad capitalista, y mientras no exista la sociedad socialista no vale la pena hacer nada.

–En un modelo como el cubano, un asalto con una navaja puede generar un estado de asombro entre quienes presencian el hecho.

–Imagínate que el asaltante, en vez de tener una navaja, tuviera una pistola. Esa es la diferencia. En Venezuela las armas se consiguen con mucha facilidad, y se sabe de dónde vienen: de alguna institución del Estado, porque las armas, internacionalmente, se las venden las empresas fabricantes a los estados, salvo un 5% o por ahí, que circula ilegalmente, como parte del contrabando.

–¿Usted dice que el Estado tiene como política trasvasar esas armas?

–Cuando me dices que “tiene como política” yo no lo sé, porque no tengo datos para decir eso. Pero de que hay gran parte de miembros en instituciones del Estado que lo hacen, sí. Ellos mismos lo han dicho. Todos los casquillos de proyectiles son de Cavim.

–¿Y el policía qué papel juega?

–No lo sé, pero hay una gran parte de funcionarios que trasvasan esas armas, así no sea por motivos políticos. Por ahí tiene que haber algo, pero no me hagan ponerme mal con los policías.

–¿Los mismos policías no suben las armas y la droga a los barrios?

–Sí, pero tampoco es que tienen que subir las armas o las drogas, basta con indicar el sitio donde hay que ir a buscarlas.

–¿Y no ha habido un considerable número de asesinatos de policías en los últimos meses?


–Parece que ha habido un cierto control de armas, deduzco, que ya no circulan con tanta facilidad como circulaban antes, y por eso hay tantos policías que mueren o los matan para quitarles el arma.

–¿Puede tratarse de un rito de iniciación?

–Allí es donde está el problema, uno no sabe si los matan por la disminución de las armas o es por otra cosa. Una de las razones de matar a un policía es que te da prestigio, e incluso puede ser un rito de iniciación, que siempre se trata de un asesinato. Alguien le indicará al nuevo de la banda que debe matar a un policía. Le da el arma y le dice “mátalo”.

–¿El modelo dominante que se ha arraigado en el barrio, por tanto, es el bandidaje?

–No, hay otros modelos. Lo popular es muy amplio. Hay gente que tiene valores delincuenciales: el malandro. Eso no es un antivalor. El valor es algo que tu valorizas. Si el malandro da valor a matar a otro, ése es su valor. Y eso rige su conducta. Por otro lado, la madre intenta inculcar valores a sus hijos y lo logra en un 90% de los casos. Esa gran porción de la población popular no está dañada, lo que pasa es que el otro grupito, esos círculos de los que hablamos, tienen una gran capacidad de destrucción porque no hay quien los controle y por eso parece que dominaran absolutamente todo. De hecho dominan a la gente en el sentido de que infunden pavor y la obligan a encerrarse, pero no dominan sus mentes, su manera de pensar y su sistema de valores.

El sistema de valores del venezolano permanece, hay que tomar en cuenta que la delincuencia es un sector. ¿Va creciendo? Sí, porque si dejas un fenómeno social libre, a su propio arbitrio, se desarrolla, va captando y reclutando gente. El modelaje va influyendo y por eso tenemos más delincuentes de los que deberíamos tener.

–¿Con esos otros valores se puede ganar la batalla contra el Estado efectivo que se ha venido instaurando?

–Todos queremos que se gane esa batalla. Ahora, yo no veo por dónde se va a ganar. Eso que quede muy claro: no veo por dónde ganar esa batalla en muchos años. Todo eso pasa porque en Venezuela no tenemos Estado.


–¿Cuáles son esos otros grandes valores de lo popular? ¿El músico, el deportista?

–No, no, son valores mucho más de fondo. El valor de la vida, del respeto al prójimo, el de la solidaridad, que es tremendo. En Venezuela el Seguro Social no existe, el Seguro Social de un venezolano es su familia. La familia venezolana es muy grande, porque no es una familia nuclear. Y todos entran para ayudar o cooperar en una enfermedad que el seguro no puede cubrir.

El sentido de la solidaridad, que es un sentido muy cristiano, creo que se le metió adentro al venezolano y predomina. Está el valor de entenderse, el valor de conversar, de comunicarse. La convivencia. El venezolano es un hombre convivial, el europeo es un hombre económico. Ahora, lo que pasa es que la gente del barrio ha dejado de salir de casa, habla bajito, porque no sabe quién puede oír. Eso está dañando toda la convivencia y no sé a dónde vamos a ir a parar. Eso está desnaturalizando al venezolano.

–¿Estamos al borde del fracaso como sociedad?

–De seguir como seguimos, Venezuela desaparece como sociedad. No sé que va a venir, vendrá la anarquía, nos vamos a matar, no sé. Pero de seguir como seguimos, la sociedad como una integración, desaparecerá.

–Usted ha dicho que la violencia se contagia. ¿Estamos imposibilitados para la reconciliación?

–Esa es la reacción que consigues en Facebook, por ejemplo, cuando matan a un malandro. Lean los comentarios. Ya es normal que a alguien se le ocurra pensar “vamos a matar a esas mierdas, a esa basura”. Es normal que a uno se le ocurra una solución así, pero en el acto entran los valores, entran las convicciones éticas que te exigen buscar otra solución. Esa es, digamos, una reacción espontánea. Todo el mundo está en condiciones de someter esos hechos a la reflexión, en base a los valores y principios éticos. Pero hay gente que no. Hay gente que incluso puede justificar ese pensamiento como una autodefensa, como una legítima defensa: “si ellos están preparados para matarme, pues yo los mato primero”. No es una justificación adecuada, pero se consigue justificar. El año pasado teníamos una tasa de homicidios de 79 por cada cien mil, ahora la tenemos en 83. ¿Cuánto vamos a tener el año que viene?


–¿Cuál es la responsabilidad de la sociedad en general, en particular de las élites y la clase media profesional?

–Eso es bien complejo y nos llevaría tiempo responder. Para decir algo: la gente de los sectores populares ve a la gente de la que ustedes hablan, que tiene carros, que vive en zonas residenciales, las ve como “otros tipos”. No las ve como propias.

En Venezuela hay dos mundos que no se comunican: el mundo de la vida popular y el mundo de vida de las élites. Las élites no se acercan al mundo popular, y los sectores populares se acercan a las élites porque tienen que trabajar e intercambiar con ellas, pero consideran que pertenecen a otro mundo. Normalmente no se meten con ellas. Lo que existe son ciertas relaciones de familiaridad.

En Venezuela siempre ha habido esa cosa de tomar en consideración la parte personal, humana, de los otros, pero estableciendo diferencias. El mundo de las élites es el mundo moderno y para ciertos venezolanos ese mundo no es suyo en absoluto, de ninguna manera. Así que tenemos dos sectores, dos mundos, que no se encuentran y que en este momento están más separados que antes, porque le han infundido a los sectores populares ya no una distinción sino una voluntad de enfrentamiento.

Eso es propio de las revoluciones, extremar la lucha de clases, intensificar las contradicciones de clase para que se produzca la revolución.

¿Qué ha hecho la sociedad? Cuando digo sociedad me refiero a quienes la dominan: ha seguido con su rol, haciendo sus propios programas donde suponen que los otros deberían cumplir un papel determinado. Sólo piensan en lo que deberían hacer como propio y suponen lo que deberían hacer los demás. Ahí está la televisión, proyecta modelos de clase media, cuando eso no es lo que se desea en lo popular. En los sectores populares se desea lo que los otros tienen, pero no el sistema de relaciones, ni el sistema de pensamiento o valores que tienen las élites.

–Parte de esas élites también ha decidido irse del país.

–Y también se está yendo el pueblo, para que lo sepan.

–¿Para dónde?

–Para España, por ejemplo. Podría decir que en mi barrio hay gente que se ha ido para España, para Panamá, para Colombia.

–Y de parte de la élite no ha habido también un lenguaje y una violencia contra lo popular?

–Sí, claro, pero la estigmatización sigue produciéndose desde los altos niveles del Gobierno, desde el primer momento. Los que elaboran sus discursos son los que se formaron en la misma estructura de las clase media venezolana. Lo dicen de otra manera, pero es el mismo contenido, el mismo significado. Ése es el problema. Yo creí que era otra cosa y voté por Chávez la primera vez, pero esto es peor. Y los significados son los mismos de exclusión, pero, además, hipócritas. Y perdonen que diga lo que pienso al respecto.

–Cuál es el plan de Alejandro Moreno para destrabar el cuadro de violencia?

–Hablamos de barrios y modelos, no lo hemos dicho todo. En todos los barrios hay gente que cuida a los niños, espontáneamente, y pone dinero de su propio bolsillo para hacer grupos de deporte, grupos de danza para muchachos y muchachas. La iglesia tiene presencia y tiene modelos muy importantes para la convivencia, pero, ¿en qué porcentaje? ¿Hasta dónde puede llegar eso, si cualquier delincuente muestra sus éxitos y no le pasa nada?

Hay modelos, repito, hay instituciones que se mantienen, que son efectivas, como la escuela. Y hay modelos espontáneos de gente que trabaja con la comunidad: personas que son referencias, que hablan, que consiguen soluciones, que negocian y saben entenderse con los malandros. Ese modelo funciona y es respetado, incluso entre los malandros. Pero si no hay una intervención del Estado, poco se podrá hacer efectivamente, un Estado que haga cumplir su papel de defensor de la libertad y de la posibilidad de actuación de la gente.

–¿Cómo sería esa intervención? Desde los ochenta, Venezuela es una sociedad con diversos ensayos fallidos.

–La delincuencia hasta Chávez estuvo más o menos controlada. Teníamos una delincuencia inferior a la colombiana, a la brasileña, a la mexicana, a la salvadoreña. A partir de Chávez esto crece indefinidamente. Debe haber, entonces, un factor que lo favorece, no es que antes no hubiese un fracaso, pero no estábamos dentro de los países más violentos.

–¿Usted ha participado en algún proyecto gubernamental para ayudar a resolver el problema de la violencia?

–No, no, yo he sido invitado dos veces por el Ministerio del Interior, Justicia y Paz a participar en un foro, donde expuse algo y los otros invitados también. No han sido sesiones de trabajo. Si me invitan voy, para que no digan que uno no colabora. Yo he ido una sola vez a una sesión de trabajo y fue con el comando de campaña de Leopoldo López para las primarias de la oposición. La única vez. Me llaman, más bien, para pedirme información, solo eso.

–Con su edad y su experiencia, con lo que ha vivido en Caracas, ¿usted es optimista o pesimista?
–Sobre el venezolano soy muy optimista. Pero soy muy pesimista con las instituciones que generan las élites, que están divorciadas del sentido profundo de los verdaderos significados del venezolano. El venezolano me parece fenomenal, se ha formado de una manera distinta. Las élites de todo tipo, de izquierda, de derecha, cuando llegan a espacios de poder funcionan de una manera incompatible. Hubo un tiempo de la llamada Cuarta República en que parecía que caminábamos hacia una cada vez mejor organización del Estado, más comprensiva, más democrática. Esta situación interrumpió eso y, bueno...

–Pero este ha sido un período del arraigo a lo popular, de identificación y representación de los sectores populares con la política y la gestión de Gobierno.


–Los discursos del Gobierno son violentos. Son agresivos. Modelan violencia. Eso no es popular. Si ustedes creen que lo popular son las formas, el folclor, déjenme recordarles que también lo había antes. Pero el espíritu, el contenido, los significados, las emociones representadas por este gobierno no son populares.

–¿Ah, no? ¿Que serían entonces?

–Violentos, revolucionarios. Marxistas. Son discursos de enfrentamiento.

Leo Felipe Campos y Hector Bujanda.-

jueves, 26 de marzo de 2015

VICTORIA EN PARLAMENTARIAS ABRE PUERTAS AL REVOCATORIO



Para el Gobernador de Miranda todos los caminos de 2015 conducen a las elecciones parlamentarias. Luego de ellas, sostiene, es que podrán activarse mecanismos constitucionales para detener la crisis. 


¿Qué siente usted cuando escucha algún analista diciendo que la Oposición no es una alternativa o que no llena el vacío actual?

El gobierno actual es un desastre, pero tiene un cosa importante que ayuda en su efectividad: están más unidos que en la Oposición. Ha fracasado, pero han entendido el valor de la unidad, más allá de los chismes y las pugnas. En la Oposición hubo un momento en el cual hubo mucha consciencia sobre el valor de la unidad. Hoy creo que la unidad tiene ruidos en la Mesa. Hay gente que de pronto le quiere dar uno clases de moral democrática con temas improcedentes. ¿Qué sentido tiene hacer unas primarias en los circuitos del este de Caracas, los de Baruta, Chacao y El Hatillo, si ése es el eje más poderoso de la Oposición en el país y podemos acordar? Creo, sin embargo, que sí habrá unidad para las parlamentarias. Tenemos que saber que le vamos a hablar a toda Venezuela. No sólo a nuestros copartidarios. O hay un compromiso real, convencidos del valor que tiene la Unidad, o al final el juego va a ser muy difícil. Perdemos mucha energía polemizando con cosas periféricas. La situación es tan compleja que la Oposición no puede seguir en un proceso de desgaste interno, que no le interesa en absoluto al país. Hay una crisis que requiere de nuestra atención, nuestro acompañamiento.

¿Pero habrá unidad en las parlamentarias?
Sí la habrá. Pienso que es importante reflexionar también en quiénes son los candidatos. Pero si todos los partidos están de acuerdo, por ejemplo, en que los candidatos de Miranda sean producto de un acuerdo político, pues yo acepto. No seré en un factor de distorsión, no haré ruido con eso. Tenemos que ser prácticos. El sol los tenemos en la espalda. Los circuitos no-salidores hay que lucharlos. Se nos presenta una oportunidad grandísima. En este momento, por ejemplo, nosotros estamos perdiendo en toda Miranda un solo circuito: el de los Valles del Tuy. En todos los demás tenemos una oportunidad clarísima de ganar. Y lo digo objetivamente, de acuerdo con unos estudios de opinión bien exhaustivos que hemos hecho.

¿Qué le dice a quienes, en este momento, tienen desesperanza y piensan que no hay nada qué hacer? ¿A qué podemos aspirar los venezolanos en 2015?

Siempre le digo a la gente que no ate el futuro, su futuro, ni el país, al gobierno. Venezuela no es el gobierno que tiene. Éste es un país maravilloso. Tenemos que imaginar el país del futuro, sin violencia, próspero, estable y para todos. ¿Eso es posible? Claro que lo es. El gobierno todos los días le mete al país inyecciones de desesperanza. Es parte del modelo, del sistema: para eso está diseñado, para que te desanimes, para que pienses que todo es irreversible. Pues no es así. Ahora menos que nunca. En el mejor momento de Chávez, en 2012, a mí me faltaron 5 puntos para lograr la meta. Este país no compró, mucho menos como algo para siempre, el modelo chavista. De ninguna manera. Al contrario: ese ciclo se cerró en Venezuela. El chavismo se acabó.

¿Piensa que se cerró el ciclo del chavismo como proyecto de poder?
Sí lo creo. Sin ninguna duda. Totalmente. Esto se acabó. El país está a punto de entrar en otro ciclo. Por eso lo que queda al gobierno es eso: debilitar a la mayoría, inyectar desesperanza, aumentar la represión, el miedo parejo. En este momento tenemos que resistir. Resistir y avanzar. Democráticamente, constitucionalmente, vamos camino a las parlamentarias.

¿Cuál debe ser el camino de la Oposición, según usted?
Ésta es una brega diaria. El país está al día. No podemos generar un cortocircuito entre nuestra visión y la del país. El reto del político es saber interpretar, saber leer la realidad y conducirla. Nuestra tarea es acompañamiento, organización popular: convertir el descontento en una fuerza social, de abajo hacia arriba, que pueda expresarse electoralmente. El gobierno está muy mal, pero está organizado en cada parroquia del país. Necesitamos más organización, más cara a cara, más contacto con el pueblo. Yo sí siento, como casi todo el mundo, que esta elección de la Asamblea Nacional es decisiva. Creo que ahí se decide el poder político en Venezuela. Desde ahí: sobre la base de ese resultado. Y también pienso que está todo dado para poder obtener una clarísima victoria en esas elecciones, para obtener más diputados que los del gobierno. Y así es que podremos abrir un camino para avanzar. No ya ganarles en votos, sino producir una victoria amplia, que nos permita obtener una bancada más grande.

¿Qué hay del tema de los circuitos electorales?
El sistema electoral actual, con la disposición de los circuitos, está diseñado para que gane y se lleve la clara mayoría aquel que obtenga 54% de los votos. Samper, en la conversación que tuve con Unasur, me decía “nuestro deber, si ustedes llegan a obtener una victoria en esas parlamentarias, es exigirle al gobierno que respete esos resultados”. Recuerdo que le dije a Samper: “Lástima que no tengo un grabador aquí para dejar constancia de lo que usted acaba de decir”.

¿Es posible que una nueva alteración de los circuitos electorales pueda vulnerar la voluntad popular? ¿Es posible que, con menos votos el chavismo, se salga con la suya en las curules?

Hagan lo que hagan, están perdidos. Si cambias el circuito en una zona, se te abre un problema en otro. Los circuitos electorales ya no los van a cambiar. No hay forma de hacerlo. Es un tema que hemos estudiado bastante. Para poder hacer realidad ese supuesto que algunos temen, tendría el CNE que poner a elegir al estado Amazonas, por ejemplo, 10 diputados, frente a 1 de Caracas. Pero el diseño general de las circunscripciones ya no se pueden alterar mucho más. Sobre la base de esa realidad es que se abren los caminos del cambio.

¿Cuáles serían esos cambios?
Ganando las elecciones parlamentarias, como las debemos ganar en un momento como éste, creo que al día siguiente abrimos las compuertas a instrumentos de consulta directos, consagrados en nuestra Constitución. A pesar de las dificultades objetivas que se van a plantear para activarlos. Yo no quiero ni el camino largo ni el corto: el aprendizaje nuestro en estos años nos indica que el único camino que existe es el constitucional. Cualquier otro no tiene futuro. Debemos ahorrarnos cambios traumáticos, los atajos, las salidas que están condenadas a no durar. Hay una conciencia nacional sobre eso. Yo creo firmemente en la salida electoral: me cuento entre quienes creen en eso y estoy trabajando todos los días para eso. El día que deje de creer en una salida electoral, que vea que es imposible cambiar las cosas así, que me convenza, lo diría. Mi experiencia me indica eso: una victoria con un voto no te la van a reconocer. Para poder ganar elecciones en Venezuela, en este marco, necesitamos una ventaja contundente. Una victoria política, además de numérica. Aquí va a venir un cambio. Si no lo pudimos cobrar, en el buen sentido de la palabra, en 2013, lo haremos ahora. A Venezuela hay que devolverle la gobernabilidad. Estamos ante una oportunidad histórica: el 80% del país está pidiendo un cambio.

Aunque sea cierto que la determinante mayoría del país se ha desprendido del chavismo y ya quiere que las cosas cambien definitivamente, en Venezuela está sembrada la desesperanza. Hay muchas personas que piensan que, de cualquier forma, los chavistas inventarán algún nuevo ardid para volver a ganar.
¿Cómo oculta el gobierno un pronunciamiento masivo a favor de un cambio? Por ejemplo: que más del 60% del país termine votando porque las cosas cambien, venga nueva gente y haya nuevas leyes. El escenario de un fraude masivo es un escenario de ruptura. Vamos a ver si se atreven. Si eso sucede, el país lo va a leer. Todos sabemos aquí, gobierno y oposición, cómo está pensando el país. No nos caigamos a cuentos. Oscar Schemel lo sabe. Hasta en sus encuestas estamos ganando con una ventaja muy cómoda en este momento. Y no es por un pequeño margen: es una ventaja contundente. Por eso es que el gobierno busca excusas para reprimir y asediar al país. Buscar la polarización es intentar conseguir oxígeno. Y ellos saben que están perdidos.

¿Y un nuevo Dakazo?
No es sencillo: no hay con qué. Al gobierno se le acabaron los cartuchos, porque la situación económica es demasiado difícil. No hay pólvora para eso. Si aquí tiene lugar un escenario de ruptura, si los chavistas pretenden desconocer la voluntad popular de esa manera, si ese escenario ocurriera, aquí las Fuerzas Armadas intervendrían para restituir la soberanía popular.

¿Cuál será su papel en la campaña por las elecciones parlamentarias?
Voy a ayudar, por supuesto. Claro que voy a participar. Hay gente que reclama que me dedique en extremo a gobernar el estado Miranda. Miranda es una obsesión para el gobierno. Aquí es donde van a poner toda la plata. Ellos no tienen liderazgo aquí. Para llegar a ser Gobernador de Miranda, Elías Jaua tendría que volver a nacer. No se trata sólo que de que tengamos una responsabilidad directa. El foco es el que hemos conversado: mantenernos como una esperanza y no dejar de hacerlo. Yo ahora no tengo medios para hacer de conocimiento público lo que hago, porque estoy censurado en todos los medios, pero te puedo decir que no hay día en el cual no salga a la calle, no hay día en el que no recorra el estado o el país para estar en contacto directo con la población, acompañándola en sus problemas.

¿Puede usted recorrer el país sin problemas?
Estos tipos acaban de modificar la Constitución regional para poder aprobarme permisos para salir de Miranda. Se supone que tengo que pedirle permiso al Consejo Legislativo para poder salir del estado, si son más de cinco días. Yo, por supuesto, no pienso hacerle el menor caso a esa disposición. Y menos en un momento como el que se avecina. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela me otorga a mí el derecho a recorrer mi país. No le voy a pedir permiso a ningún enchufado para moverme por Venezuela. Aquí la Oposición debe tener garantías para hacer una campaña normal, para el desempeño político. Maduro dice a cada rato que aquí hay una democracia en la que existen “todas las garantías” para hacer política. Todas las garantías no, Nicolás: garantías es poder tener posibilidades lícitas. Perseguir a un piloto que nos haga el trabajo de trasladarnos por el país o negarle a la avioneta donde uno viaja permiso para salir, sin explicaciones, es sencillamente fascismo.

¿Cuál es su balance personal de los sucesos de 2014? ¿Cuál el balance para la Oposición?
El balance es negativo. No quiero llover sobre mojado con polémicas. Absolutamente negativo. El balance de la Oposición en 2014, incluyéndome, es negativo.

Muchos de los seguidores tradicionales de Capriles Radonski resienten su postura durante el año 2014. Le han estado reclamando ponerse al frente de las protestas, plantarle cara al gobierno. También a la MUD.
Claro. Comprendo el malestar. Nunca los he abandonado. Tengo una interpretación del problema y he sido consecuente con ella. He dicho que para lograr esos cambios, que todos aspiramos, se necesita contar con la presencia activa de los sectores populares, que no los podemos persuadir sólo por Twitter, ni procurando confrontaciones en la calle. La gente no quiere violencia. Necesitamos un mecanismo incruento. Aquí lo que queda es votar. Ahora somos más, debemos organizarnos y defender el voto.

Usted reconocía una vez que quizás había cometido un error alejándose de la clase media.

Sí, sí. No es toda la clase media. La clase media es variada también, con sus matices y formas de pensar. Hay sectores de la clase media a los cuales hay que explicarle las cosas. Es normal que haya descontento: la clase media ha sido brutalmente golpeada estos años. Todo el mundo está muy abrumado con la situación. Creo que ahí hay racionalidad y lo debatiremos. Aquí vienen nuevas situaciones. Siempre hay sectores irracionales, sin duda. La misma cúpula del gobierno, la cúpula podrida que nos gobierna, tiene una conducta completamente irracional frente a esta crisis.

Tendremos entonces a un Capriles más protagónico en los meses que vienen.

Totalmente. Yo no soy una isla. Y no es que la esté pasando bien. A mí me duelen los problemas que se viven en este país. No quiero sonar dramático. Yo no duermo como un bebé. He dejado el pellejo en esto. He estado con la Unidad, dando la cara, acompañando a mi pueblo, recorriendo el país en las verdes y en las maduras. Me duele el Táchira, por ejemplo. Yo amo al Táchira. Recorrí todos los municipios de ese estado, acompañado por el pueblo en la calle. Respeto a ese pueblo noble, que quiero, que ha sido maltratado por Nicolás Maduro. Pero el líder más censurado ahora en los medios es Capriles. El gobierno ha comprado medios con sus capitales, con sus amigos. Tiene un gran aparato de propaganda, ha ejecutado una inversión bestial y tiene un poder para comunicarse muy grande que no podemos subestimar. Tenemos que rebatir ese discurso en la calle. Leamos bien lo que significa la calle. Calle no es sólo marchar: calle es acompañamiento, casa por casa, pueblo a pueblo, trabajo social.

El tema de los presos políticos, comenzando por Leopoldo López, deberá formar parte obligatoria de una campaña electoral.
Aquel que no quiera votar, que ande renuente, pero que quiera la libertad de los presos políticos, tiene que revisar su postura. Tiene que votar. La libertad de los presos políticos dependerá de lo que pueda hacer la Asamblea Nacional. ¿Quién puede esperar algo de este Poder Judicial? Aquí la justicia está controlada por una cúpula corrupta y esa cúpula está completamente podrida. La Asamblea Nacional, con una Ley de Amnistía, por ejemplo, podría hacer mucho por los presos políticos.
La población, a la postre, siempre termina comprendiendo la importancia del voto. Éste es un gobierno que escamotea con mucha frecuencia la voluntad popular: destituyó alcaldes, como sucedió en Guasdualito, desplumó a la Alcaldía Metropolitana luego de una toma violenta en 2008, obtuvo más diputados que votos en el ejercicio parlamentario anterior. La circunstancia que se aproxima demandará mucha firmeza de la dirigencia democrática.
Sin duda. Eso que afirmas es completamente cierto. Lo primero aquí es fraguar la victoria electoral correspondiente. Hay una mayoría necesaria que no hemos alcanzado, pero que vamos a alcanzar. Con eso podremos avanzar. Fue lo que intentamos en las municipales: plantearle al país un resultado grande que nos permitiera avanzar en esta crisis. El “Dakazo” fue una jugada de laboratorio que le produjo al gobierno el resultado que buscaba. Lo que pasa es que las cosas cambiaron en la calle irreversiblemente. La crisis en la que nos ha metido el chavismo es muy profunda. En Venezuela hay un cambio político, de simpatías, de aproximaciones, cualitativo y cuantitativo. Es brutal. Quien recorra el país, lo palpará. Y ahora le toca a ese cambio expresarse en esas parlamentarias.

¿Entonces usted está optimista?
Lo veo de esta forma: el peor momento que tiene el país en toda la historia, en lo social, lo político, lo económico, es también el mejor momento que disponemos para lograr el cambio, para recuperar la Constitución, para la causa de la democracia. Suena como contradictorio, pero es así.
¿Piensa usted que será necesario esperar a 2018 para plantearse un cambio de presidente en Venezuela, como creen algunos?
No, de ninguna manera. Todo lo contrario. No hago cosas ni tomo decisiones sobre la base de la palabra esperar. Va en contra de mi forma de ser. Jamás le he planteado a nadie que hay que sentarse a esperar a que las cosas cambien. Que el país se exprese primero como se tiene que expresar. Cuando eso suceda, se abrirán las compuertas a nuevas realidades. Decisiones sobre los presos políticos, para reinstitucionalizar el país, para tener unos verdaderos poderes públicos independientes. Estos poderes actuales son chimbos: han sido electos con mecanismos espúrios. Se designaron violando la Constitución Nacional. Una victoria clara en las parlamentarias le abre las puertas a un Referéndum Revocatorio casi automáticamente, a pesar de las dificultades de materializarlo, que no las pongo en duda. Compañeros, como los de la Causa R o María Corina, han hecho propuestas. Pues, bueno: todo pasa por la activación de un mecanismo electoral. Hay gente que lo ha satanizado a uno por hablar de elecciones. Pues todos los instrumentos que tenemos en la mano —renuncia, adelanto, constituyente, referéndum— pasan por una consulta popular. Vamos a las parlamentarias. La decisión que podamos tomar debe estar acompañada de mucha fuerza y mandato popular. Y activar todo eso pasa por ganar las elecciones parlamentarias. Todo en el marco de la Constitución.

A mí me están preguntando con frecuencia si pienso que Nicolás Maduro va a terminar su mandato. Yo lo dudo, pero no porque lo vayan a tumbar. El país, con su Constitución, con mucha serenidad, hará que este gobierno cambie. No veo eso en cinco años: lo veo cerca. Dependerá de lo que hagamos hoy. Ésta que viene no es cualquier elección y eso es así, aunque nos lo hayan dicho antes. Es así: las parlamentarias que se aproximan decidirán el poder de Venezuela, el poder político. Seguro.


Entrevista realizada por Alonso Moleiro

martes, 24 de marzo de 2015

¿NOS DESPEDIMOS DE LA EDUCACIÓN TRADICIONAL?


La Fundación Jesuitas Educación (FJE) de Cataluña veía a diario la desmotivación de los niños al asistir a clases y su desconexión con la escuela. La culpa no era de ellos, los dedos apuntaron de inmediato alsistema educativo, que desde larga data no ha logrado evolucionar a la par con los tiempos y mientras tanto llevamos décadas enseñando como se hacía a principios del siglo XX, pese a tener alumnos radicalmente diferentes. Por eso este grupo de españoles que administran ocho colegios con más de 13.000 alumnos, tomaron las riendas del asunto eimplementaron un nuevo modelo transformando por completo las aulas.

Este nuevo modelo llamado Horizonte 2020 que se ha comenzado a aplicar en tres colegios en los cursos de 3 y 4 años y en quinto nivel de Primaria y primero de Secundaria (10 a 12 años), ha transformado las salas de clases en grandes lugares para el trabajo en equipo.

Derribaron paredes para hace espacios más amplios y llenos de sofás, luz, colores y mesas dispuestas para la reunión y nuevas tecnologías. Tampoco existe lenguaje, biología, matemáticas, como asignaturas aisladas, en estos colegios se combinan en proyectos que los alumnos deben desarrollar a lo largo del día. Un proyecto sobre pueblos indígenas, por ejemplo, permite aprender historia, geografía, filosofía, religión y arte al mismo tiempo.
"Aprenden mucho mejor si ven que lo que aprenden tiene una aplicación práctica", asegura Xavier Aragay. Y cuando necesitan aprender conocimientos previos para utilizar en el proyecto, pueden acudir a las unidades didácticas.
Por ser tan radical, el proceso para llegar a diseñar el modelo fue clave, pues había que demostrar que transformar la educación era algo posible. Para eso, combinaron el estudio de otros modelos con lasencuestas a alumnos, profesores, familias y apoderados de las escuelas, recogiendo un total de 56.000 ideas en la que basaron el nuevo modelo educativo

En Finlandia sucede algo similar, para 2020 Finlandia planea eliminar gradualmente de todos sus colegios la enseñanza de las materias individuales y en vez de eso, enseñarle a los alumnos por temas o fenómenos amplios que integren diversas áreas de conocimiento.

Hace dos años que comenzó el proyecto en Helsinki, donde se eliminaron los ramos en cursos de alumnos de secundaria (16 años) y donde se ha capacitado al 70% de los profesores capitalinos de esos niveles con el nuevo enfoque. "Lo que necesitamos ahora es un tipo diferente de la educación para preparar a las personas para la vida laboral" aseguró Pasi Silander, gerente de desarrollo de la ciudad.

¿Hacia allá avanzará la Educación Mundial?.